Dar con una trama bodeguera como la de Barbadillo tiene su cosa. Además de edificios más grandes o pequeños, de puertas de palillería, tejas, alguna uralita vieja, suelos de piedra de tarifa e, incluso, calles con nombre propio, está la memoria. Esa memoria te lleva a preguntarte qué fue de Pastora. Qué pasó con Pastora. La Manzanilla la echaba de menos. El bebedor antiguo, casi el más antiguo, también.
Pastora es una manzanilla pasada, de larga crianza biológica, que hunde sus raíces en las soleras de Solear, de donde pasa a ocupar un espacio muy concreto en la bodega La Pastora. Con clara orientación al río, justo sobre el terraplén que dividen los barrios alto y bajo sanluqueño. Es una bodega absolutamente propicia para la crianza biológica.
Esta manzanilla ha conseguido un Medalla de Oro Trophy Winner (Máxima distinción a los mejores de su categoría) en el International Wine Challenge, considerado el certamen de vinos más influyente, imparcial y riguroso del mundo.
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